El sábado pasado fuimos con P a ver a Noa. Noa (Achinoam Nini) es una cantante nacida en Israel y relativamente famosa en Europa (cantó con Serrat, Pavarotti, Sting y otros, e interpretó el tema de la película La Vida es Bella)
Sin embargo, lo valioso de Noa para mí no es solamente su talento musical –que lo tiene, y mucho. Noa, con su arte impregnado de la multiculturalidad que le dan sus raíces israelíes, norteamericanas y yemenitas, representa para mí ese desgarro eterno de que tus genes, tu historia, tu lugar de nacimiento y tu destino de elección no sean necesariamente el mismo punto geográfico.
Una de las canciones de Noa, que pinta esto de maravillas, se llama “Pinos” (Oranim, en hebreo); es un poema de Leah Goldberg al cual Gil Dor puso una hermosa música, y en su estribillo se resume el espíritu de la canción: “Recuerdo una montaña de pico nevado/Y una canción sonando en la radio/Mi amor/Crecí contigo/Pero mis raíces/Están a ambos lados del mar”
Cuando de jovencita soñé con crecer muy lejos de casa, esta canción me acompañó mucho. Y me consolaba cuando creía que probablemente iba a enamorarme de alguien que cantara y hablara en idioma extranjero (no terminó siendo así, como ocurre casi siempre con estas auto profecías)
En la canción que da título a su último disco, Genes and Jeans, Noa dice que a pesar de querer encajar en su nuevo hogar (la sociedad neoyorkina), nunca pudo evitar ir por la calle cantando en la lengua de su madre (yemenita). Y a muchos nos pasa algo así. Nos vestimos con la cultura del lugar al cual, un poquito azarosamente, arribaron nuestros antepasados, pero hay siempre una voz que nos habla desde el pasado y no nos deja olvidar que hubo ancestros, que la sangre tira como se dice habitualmente, y que veinte generaciones difícilmente son borradas en veinte o treinta años.
Yo me di cuenta algo tardíamente que casi toda mi producción literaria y artística (que no es muy prolífica) está impregnada de mi herencia. Que necesité hablar de los orígenes, aunque sólo los conociera por cosas entredichas en yiddish, por viejos papeles y fotos, por contratos de matrimonio firmados en un remoto pueblito de Polonia al que nunca pude llegar.
Que todos necesitamos alguna vez hablar con la voz de nuestra madre.
Lo que sigue abajo es la letra de Genes and Jeans (inglés y hebreo en el original):
Sin embargo, lo valioso de Noa para mí no es solamente su talento musical –que lo tiene, y mucho. Noa, con su arte impregnado de la multiculturalidad que le dan sus raíces israelíes, norteamericanas y yemenitas, representa para mí ese desgarro eterno de que tus genes, tu historia, tu lugar de nacimiento y tu destino de elección no sean necesariamente el mismo punto geográfico.
Una de las canciones de Noa, que pinta esto de maravillas, se llama “Pinos” (Oranim, en hebreo); es un poema de Leah Goldberg al cual Gil Dor puso una hermosa música, y en su estribillo se resume el espíritu de la canción: “Recuerdo una montaña de pico nevado/Y una canción sonando en la radio/Mi amor/Crecí contigo/Pero mis raíces/Están a ambos lados del mar”
Cuando de jovencita soñé con crecer muy lejos de casa, esta canción me acompañó mucho. Y me consolaba cuando creía que probablemente iba a enamorarme de alguien que cantara y hablara en idioma extranjero (no terminó siendo así, como ocurre casi siempre con estas auto profecías)
En la canción que da título a su último disco, Genes and Jeans, Noa dice que a pesar de querer encajar en su nuevo hogar (la sociedad neoyorkina), nunca pudo evitar ir por la calle cantando en la lengua de su madre (yemenita). Y a muchos nos pasa algo así. Nos vestimos con la cultura del lugar al cual, un poquito azarosamente, arribaron nuestros antepasados, pero hay siempre una voz que nos habla desde el pasado y no nos deja olvidar que hubo ancestros, que la sangre tira como se dice habitualmente, y que veinte generaciones difícilmente son borradas en veinte o treinta años.
Yo me di cuenta algo tardíamente que casi toda mi producción literaria y artística (que no es muy prolífica) está impregnada de mi herencia. Que necesité hablar de los orígenes, aunque sólo los conociera por cosas entredichas en yiddish, por viejos papeles y fotos, por contratos de matrimonio firmados en un remoto pueblito de Polonia al que nunca pude llegar.
Que todos necesitamos alguna vez hablar con la voz de nuestra madre.
Lo que sigue abajo es la letra de Genes and Jeans (inglés y hebreo en el original):
¿Puedo ponerme tus jeans?
¿Alguna vez me quedarán?
Creo que respiraré hondo y haré lo que pueda.
A veces quedan sueltos
A veces apretados
¿Alguna vez los ajustaré a mi gusto?
Hambrienta, hambrienta
Por pertenecer
¿Puedo ponerme tus genes?
Supongo que no tengo opción
Camino por las calles y canto
Con la voz de mi madre
Cuando llegas a este mundo
Húmedo, frío y asustado
Qué poco sabes
¿Alguna vez me quedarán?
Creo que respiraré hondo y haré lo que pueda.
A veces quedan sueltos
A veces apretados
¿Alguna vez los ajustaré a mi gusto?
Hambrienta, hambrienta
Por pertenecer
¿Puedo ponerme tus genes?
Supongo que no tengo opción
Camino por las calles y canto
Con la voz de mi madre
Cuando llegas a este mundo
Húmedo, frío y asustado
Qué poco sabes
De lo que te verás forzado a ponerte
Cuando creces y cambias
Tus ojos se abren
Tratas en vano de metamorfosearte
Hambrienta, hambienta
Por pertenecer
Cuando creces y cambias
Tus ojos se abren
Tratas en vano de metamorfosearte
Hambrienta, hambienta
Por pertenecer
Sei Yonah Weh Shimini
Bakinor Najany
(Escuchame paloma, vuela alto, toca tu violín)
Weh Pasachi Zamari Ran
Beshir Hitboneny
(Canta y baila, contempla la canción)
(Canta y baila, contempla la canción)
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