miércoles, 13 de agosto de 2008

Wolfish


My mother runs in circles and each quarter her physiognomy changes: wolf, midwife, a figure in a daguerreotype. It is a dream, of course. I see the dark hair floating behind her back, impossibly black, and I say to myself my mother was red-haired, I say to myself this is nothing but a dream in which I was not born in any universe.
When seeing this before me, I am in the shadow, in light sleep. There couldn´t be a better scenario. My mother runs in circles wolfish and spectral, mad she jumps imaginary rope and I see her drawing the perfect circumference.
The evening breaks into fractals: a branch inside a branch. I can´t stop imagining non-sense Polaroids and I might have a fever. When I was a child I used to see fractals whenever I closed my eyes: branches inside branches, ice crystals, the mark of the withdrawing sea, printed yellow flowers, kaleidoscopic visions. I made up my mind they were extra sensorial perceptions until a neurologist with a moustache called it with names that downgraded it to an earthly level: aura, comitial crisis, temporal uncus. As I grew up I lost it as the generations lose their gods.
Once in a while, I recall a shadow from those unique nights, the lunar visions. Later my head breaks in two, not that I care too much.




Mi madre corre en círculos y a cada cuadrante su fisonomía cambia: loba, matrona, figura dentro de un daguerrotipo. Se trata de un sueño, por supuesto. Veo que en su espalda flota una cabellera negra, imposible por lo negra, y me digo mi madre tenía el pelo rojo, me digo esto no es sino un sueño y en él yo no he nacido en ningún universo posible.
Cuando veo esto ante mí, estoy en penumbras, en la duermevela. No podría haber un mejor escenario. Mi madre corre en círculos lobuna y espectral; loca de atar salta cuerdas imaginarias y yo la veo trazar la circunferencia perfecta.
La tarde se descompone en fractales: una rama dentro de otra rama. No logro parar de construir polaroids inconexas y tal vez tenga fiebre. Cuando era niña, veía los fractales con sólo cerrar los ojos: ramas dentro de ramas, cristales de hielo, la huella del mar en retirada, estampados con flores amarillas, visiones caleidoscópicas. Decidí que se trataba de percepciones extrasensoriales hasta que un neurólogo de bigotes le puso nombres que bajaron la experiencia a planos terrenales: aura, crisis comiciales, uncus del temporal.
De adulta lo perdí como las generaciones pierden a sus dioses.Recupero de vez en cuando una sombra de aquellas noches únicas, de las visiones lunares. Después la cabeza se me parte en dos, pero ya no es que importe demasiado