martes, 15 de julio de 2008

Vehemente


A la vista de esta foto, el cuentista uruguayo Horacio Quiroga, a diferencia de lo habitual en la gente, cambió poco de cara y mucho de estilo –aunque sólo una vez- a lo largo de los casi sesenta años que duró su vida, hasta que ingirió cianuro tras comprarlo a un farmacéutico al que engañó con la verdad cuando éste le preguntó para qué lo quería. Le contestó: “Para matarme”.
En la foto se lo ve muy joven pese a la barba bien crecida y picuda. La edad es delatada por la postura desafiante de dandy (...), por el cabello agitado y sobre todo por los ojos entre airados y lánguidos, propios de quienes aún ensayan y creen poder decidir el papel que representarán en el mundo. Aquí se ve todavía a alguien dispuesto a parecer un escritor, y además francés. Sería alrededor de 1900 y Quiroga tendría poco más de veinte años.


Fragmento de “Miramientos”, de Javier Marías.

domingo, 13 de julio de 2008

Carta a D.


Una extensa carta de Andre Gorz a su amada Dorine, luego de más de cincuenta años de amor. El año pasado decidieron suicidarse juntos, sencillamente porque ninguno soportaba la idea de caminar delante de la carroza fúnebre del otro.

miércoles, 2 de julio de 2008

Si no es cierto, merecería serlo


"IANE" (Jane); se presume que lo grabó en la piedra Guilford Dudley, prisionero en la Torre de Londres, mientras veía por la ventana la ejecución de su amada Lady Jane, la Reina de los nueve días. El tenía diecinueve años y ella dieciséis.

YA NO


Ya no será

ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo

no coseré tu ropa, no te tendré de noche

no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui

por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca

ni si era de verdad lo que dijiste que era,

ni quién fuiste, ni qué fui para ti

ni cómo hubiera sido vivir juntos,

querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú

Ya no serás para mí más que tú.

Ya no estás en un día futuro

no sabré dónde vives, con quién

ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.

No volveré a tocarte. No te veré morir.



Idea Vilariño